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Cada año para el último cuatrimestre (septiembre, octubre, noviembre y diciembre) se pone de boga y ocupa las primeras planas de casi todos los periódicos y programas de radio y televisión de la nación dominicana el tema del Presupuesto General del Estado, esto así por su importancia como herramienta de desarrollo económico y social y por el hecho de ser un pastel del que todos desean que les toque un pedazo que muchas veces el mismo no complace a todos por igual.
Todos los años es el mismo cuento de nunca acabar pues siempre llueven las críticas sobre su formulación o elaboración: una porque en cada período fiscal este es deficitario debido a que los gastos calculados por el método de lo devengado superan los ingresos estimados por el método de lo percibido.
Devengado método que se basa en que se registran tanto los gastos reales como aquellos que están comprometidos o por consumarse, hundidos, flotantes y que aún no se han realizados, mientras los ingresos por lo percibido ya que estos deben tener la certeza que ingresarán al erario para poder contar con ellos para cubrir los gastos y cuentas por pagar del periodo fiscal.
Como se sabe los gastos son erogaciones de efectivo que han rendido su servicio en el presente mientras los costos son desembolso de dinero que pasaran a forma parte de otro activo que con el paso del tiempo pasan hacer gastos un vez rindan su servicio.
Se supone que cada institución debe ser autosuficiente cuando sus ingresos cubren todos sus gastos generándose un presupuesto equilibrado pero cuando los gastos son superiores a los ingresos entonces surge un déficit o faltante de efectivo para hacer frente a los gastos que han quedado sin cubrirse, entonces para financiar dicho déficit o faltante de dinero el gobierno recurre a préstamos o a una reforma fiscal o reforma tributaria, donaciones y transferencias de fondos a los fines de proveer los recursos suficientes para cumplir con la ejecución presupuestal.
Lo anterior es el caso que siempre ocupa la situación financiera de la República Dominicana de los últimos siete años en los que nunca los ingresos han sido suficientes para cubrir los gastos corrientes y de capital.
La formulación del Presupuesto General del Estado de la nación dominicana para el año 2018 tuvo como lineamientos para su elaboración la estimación de un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) real de un 5%, inflación de un 4%, tasa del dólar respecto al peso de RD50.17 a un US$1.00 y el precio del petróleo de US$48.6 por barril.
Estos lineamientos dieron lugar a la preparación del Presupuesto General del Estado para el año 2018 por RD$816,565.3 millones según informaciones ofrecidas, cónsonas con el proyecto de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) 2030, y el Plan de Gobierno 2016-2020.
Conforme lo anterior busca impulsar programas y obras de carácter social y apoyar a los sectores productivos, con énfasis en la pequeña y mediana empresa, y la canalización de la inversión pública hacia obras prioritarias de alta rentabilidad social y medioambiental.
Del monto total de gastos del Presupuesto General del Estado se destinarán unos RD$689,886.2 millones para cubrir los gastos operacionales del Gobierno Central y unos RD$126,679.1 millones para honrar las aplicaciones financieras o amortizaciones financieras, cuentas por pagar, entre otros.
Los gastos operaciones del Presupuesto General del Estado recién formulado presentan un incremento de RD$65,479.2 millones equivalente a 10.5% respecto al presupuesto del presente año 2017 el cual asciende a RD$624,407.0, sin intereses, donaciones y aplicaciones financieras.
Sujeto al informe presupuestal vía la Presidencia de la República dicho incremento se destinará a cumplir con el 4% del PIB para la educación preuniversitaria, el pago de intereses de la deuda, a los gastos de los Poderes del Estado con rango constitucional, transferencias corrientes al sector público y privado y a las cargas fijas del Gobierno Central.
Los ingresos se estiman en unos RD$602,887.1 millones arrojando un déficit de unos RD$86 mil millones equivalente al 2.2% del PIB. Se espera emitir bonos por unos RD$68 mil millones a nivel local y US$1,500 millones en el mercado internacional para contribuir a financiar el indicado faltante fiscal.
Por un lado unos comentan que el presupuesto 2018 es un instrumento que exhibe o revela la ralentización de la economía, que es deficitario que es más de lo mismo, en fin que es un presupuesto que en nada ayuda a mejorar las inversiones fijas que necesita el país para su desarrollo.
En dicho documento se advierten incrementos presupuestales a varias instituciones del Estado pero por ningún lado se habla de corregir las duplicidades de funciones, de instituciones que ejecutan iguales actividades, que no se eliminan nóminas parasitarias o botellas que no agregan valor al país, que se no se busca sanear el gasto tributario o exenciones fiscales ascendentes a unos RD$231 mil millones equivalentes a un 6% del PIB para el 2018.
Un presupuesto que no toma en cuenta la evaluación de los meses ejecutados del presente presupuesto 2017 a los fines de conocer cuales objetivos y metas y por cuales razones no se han ejecutados.
Se insiste una y otra vez que se busque sanear las instituciones del Estado para eliminar: la corrupción, gastos superfluos e innecesarios para evitar los escapes presupuestales que contribuyen a profundizar el déficit fiscal que cada año presenta tan importante herramienta de desarrollo económico y social, pero no existe la voluntad política que coadyuve a crear una cultura financiera para el manejo eficiente y efectivo de los ingresos del erario.
Hasta tanto no se corrijan los entuertos que año tras año salen a relucir al formularse el Presupuesto General del Estado seguirán las mismas críticas en los meses de octubre-diciembre que al paso del tiempo las mismas se olvidan y se vuelve al mismo punto donde el país se encuentra, ya que cuando no se sabe para dónde se va, ya se llegó.
Ante tal situación el país queda sin visión de futuro o estrategia de desarrollo, repitiéndose una y otra vez los mismos comentarios críticos sobre el Presupuesto General del Estado sin importar que la deuda aumente cada año, pasivos que tendrán que pagar esta y futuras generaciones a costa del desarrollo nacional.
Por Félix Santana García
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
Economista, Profesor Universitario